Morena dio su candidatura a la alcaldía de la capital a un hombre que traicionó, mintió y robó a los potosinos. Los traicionó al dejar su cargo para chapulinear a la gubernatura. Los traicionó al vender “la plaza” a bandas de delincuentes que asaltan y ejecutan a plena luz del día y los robó al usar los recursos municipales para su desenfrenada ambición política.

Ahora, Xavier Nava, el gran traidor, tendrá la oportunidad de seguir hundiendo la capital en la inseguridad a cambio de cuotas de bandas de robacarros, raterillos comunes y cárteles de la droga para comprar la conciencia cívica y ganar la alcaldía de la capital, cuyas calles y áreas públicas lucen sucias y desoladas.
Con la llegada de Nava Palacios al ayuntamiento capitalino, los feminicidios aumentaron al grado que la capital potosina fue ubicada por el gobierno federal en el quinto municipio del país con más casos. Además, el robo de autos se incrementó un 250 por ciento en relación a la administración municipal anterior y, por si fuera poco, la vigilancia la policía municipal en colonias es inexistente.

Las y los potosinos vivimos una increíble ola delictiva porque Xavier Nava Palacios puso como director de la Dirección de Seguridad Pública Municipal a Edgar Oswaldo Jiménez Arcadia, un jefe policiaco despedido por el ayuntamiento de León, Guanajuato, hace varios años por proteger al cártel de Santa Rosa de Lima.

Cuando llegó a San Luis Potosí, Jiménez Arcadia no sólo brindó protección a jefes de dicha organización delictiva, quienes se refugiaban en fraccionamientos residenciales de la ciudad y pagaron jugosas cantidades de dinero en efectivo que fueron a parar a la nueva residencia de Nava Palacios en el Club Campestre, sino que vendió las calles por sectores a bandas de delincuentes que ahora nos roban nuestros autos, se meten a nuestras casas, nos asaltan en las calles a plena luz del día con total impunidad.